
Nací en Zaragoza en 1959, soy una tímida reciclada y maestra prejubilada. Tuve la suerte de ser la hija mayor en una familia numerosa, pasé mi infancia en Monzón (Huesca), a la sombra de su imponente castillo templario. Allí aprendí a nadar en los remansos que formábamos en el cauce del río Sosa y estudié primaria y bachillerato elemental. Hice bachillerato superior interna en la Universidad Laboral de Zaragoza. Elegí magisterio totalmente convencida de que no podía estudiar medicina porque me desmayaba al ver sangre.
A lo largo de mi vida laboral he estado en puestos tan diversos como interesantes y siempre participando en proyectos poco habituales: Escuela Hogar, invernadero, reformas educativas, Centro de Adultos, ludoteca, Programas de Garantía Social, de convivencia, de Alumnos Ayudantes… Soy defensora del trabajo en equipo con todas las dificultades y satisfacciones que eso conlleva.
No soy valiente sino osada, me aburre la monotonía, los retos me estimulan, la palabra imposible nunca estuvo en mi diccionario, si creo que algo se puede realizar no me rindo hasta haber explorado todos los caminos que se me ocurren y suelen ser muchos. Tengo pasiones antiguas: leer, andar, nadar a mariposa, el tango argentino, el Shiatsu, la Medicina Tradicional China, hablar, escuchar y aprender, siempre aprender. Otras incorporadas hace poco: escribir, ir en bici (aunque esta está en desarrollo como algunas páginas de internet). Me agradan todas las plantas, fui vegetariana un buen tiempo. Soy miope pero me muevo bien en las distancias cortas.
Me gusta tomarme las cosas con humor y como tengo una memoria versión 2.0 suelo llevar una portátil siempre a mano. En mis amigos valoro la honestidad y el respeto, no soporto la mentira ni la manipulación. Mi proyecto estrella, en estos momentos, es impulsar las viviendas colaborativas en Zaragoza, creo que es la mejor fórmula de envejecimiento activo y quiero vivir con las personas que lo hacen posible.