(…) La vida en la tierra sale bastante barata.
Wislava Szymborska
Por los sueños, por ejemplo, no se paga ni un céntimo.
Por las ilusiones, sólo cuando se pierden. (…)

Nos preocupan, y es lógico que así sea, los cuidados y el deterioro físico que ineluctablemente llegará. Es necesario, sin ninguna duda, reflexionar sobre ello y hacer previsiones individuales y colectivas. También cuando pensamos en el lugar en el que vamos a convivir, en nuestras viviendas colaborativas tenemos que tener muy en cuenta los servicios, especialmente los servicios sanitarios.
Todas estas previsiones, no obstante, no pueden ocultar ni enmascarar que lo que queremos sobre todo es vivir. La vida vale la pena. No estamos dispuestos a dejarnos invadir por la negatividad que siempre impregna todo lo concerniente a la vejez. Tenemos que mentalizarnos positivamente y priorizar ante todo la vida, es nuestro gran activo, es el motivo que debe mover esta aventura colectiva. Una vida que debe ser activa e incluso activista, me atrevería a decir. No debemos dejarnos llevar por la negatividad, por la no vida, resistir con uñas y dientes. Nuestro gran objetivo es vivir plenamente en este trayecto que tenemos por delante. Si nos gusta la naturaleza, disfrutar del paisaje, de los ríos y bosques, si nos gusta dar paseos bien conversados al aire libre por qué no hacerlo, por qué no priorizar la vida en todas y cada una de nuestras elecciones. Los achaques y las posibles enfermedades es seguro que llegarán pero no podemos y no debemos organizarnos sólo pensando en ellas. No queremos instalar nuestras viviendas colaborativas en un ala de un hospital para estar más seguros. Habrá que saber convivir con los achaques de la edad, pero nunca someternos a ellos y negarnos a disfrutar de lo que nos quede, hay que apurar hasta la última gota del buen vino que nos ofrezca la vida.
Queremos vivir en un entorno amable, rodeados de amigos, apoyándonos los unos a los otros cuando lo necesitemos y queremos sobre todo vivir como activistas en la defensa de esas vidas plenas y de las causas justas que en nuestro entorno geográfico y social reclamen nuestra implicación. Sólo lo que ya estamos haciendo ahora, construyendo esa realidad alternativa para nuestra alternativa vejez es un activismo continuo contra las limitaciones que intentan asfixiarnos. No van a poder con nosotros ni las estrecheces de miras de los legisladores, ni la falta de apoyo de las instituciones. Sabremos encontrar nuestro camino para hacer realidad nuestros deseos. Gracias a los utópicos se ha conseguido siempre lo imposible. Encontraremos, seguro, un sitio que cuente con esas condiciones de salubridad natural, de buen clima, de grandes espacios limpios.
Así pues, escanciemos un buen vino en nuestras copas; sabemos que es breve la vida, mientras ahora leemos esto el tiempo pasa. ¡Disfrutemos del momento! Quién sabe lo que pasará mañana.