Creo que los que estamos en Las Crisálidas lo hacemos porque queremos formar un grupo. Un grupo intencional que derive en una futura comunidad colaborativa y de apoyo, y pasar juntos unos años importantes de nuestra vida, los últimos.
Somos una asociación joven, sin mucho pasado pero con un gran futuro por delante. Y todos, los y las Crisálidas, estamos aprendiendo a conocernos.
Y conforme más hablamos, interaccionamos y nos vemos, poco a poco nuestros perfiles van cobrando profundidad y color.
Somos personas que hemos participado y participamos socialmente en acción sindical, vecinal, política, solidaria, de cooperación internacional; vivimos en nuestra ciudad, la conocemos y somos parte activa de ella. Formamos parte de asociaciones culturales, deportivas, ecologistas, de derechos humanos, de viajeros…
Nos gusta escribir novela, artículos, cuentos, poesía, haikus ; dibujar, pintar acuarelas, llenar de mensajes las paredes, hacer esculturas con hierro, trabajar con flores y hacer de la artesanía un arte, trabajar con los materiales y máquinas que nos ayudan a vivir mejor.

Leemos, estudiamos, compartimos. Nos interesa todo tipo de novela, el ensayo, la historia, la cultura oriental, la filosofía, el esoterismo, leer el periódico…y ver películas, series, oír música, emocionarnos con una canción.
Nos gusta cultivar un pequeño huerto, cuidar del jardín, de nuestras macetas. Ver las flores brillar en primavera. Ir al parque.
Somos gente activa que andamos, corremos, montamos en bici, subimos montañas, viajamos. Disfrutamos del fútbol y otros deportes, hacemos yoga y tai-chi, bailamos bailes de salón, danza oriental y danzas del mundo. Paseamos.
Y, a estas alturas, tenemos una vida llena de sentimientos y emociones a nuestras espaldas, de personas a las que hemos querido y nos han querido, personas que queremos y nos quieren, y personas a las que queremos querer. Tenemos hijos e hijas de distintos y lejanos orígenes, tenemos hijos e hijas en otros países, tenemos amigos y amigas en otros continentes. Tenemos mucha gente cerca.
Rondamos la sesentena y eso quiere decir que hemos vivido mucho, que hemos tenido muchas experiencias, vivencias que han dejado una huella (o no) en nuestra vida.
Ahora, en el proceso de creación de una comunidad, quizás de un grupo de amigos, a pesar de que las circunstancias no permiten los contactos presenciales que desearíamos, vamos levantando capas que poco a poco muestran cómo somos, qué nos gusta, qué queremos…y nuestra imagen va cobrando color y vida. La imagen, en general plana, que se tiene de las personas cuando se llega a una nueva organización, va ganando brillo y dimensionalidad. Somos personas poliédricas, y cuando se agita el caleidoscopio bailan los colores y surgen nuevas combinaciones de luz y color que no habíamos planificado. Rojos, azules, blancos, amarillo, lila juegan y se entrelazan y componen una nueva figura preciosa, risueña, fugaz y colorida. Al encajar, el nuevo juego ha creado algo mucho más rico, más bello, más poderoso que cada uno de los cristales individuales.
Si estamos en Crisálidas es porque en nuestro ADN está la solidaridad, cooperar, hacer comunidad. Sin nuestro pasado no sería posible nuestro futuro. Y entre todos y todas podemos poner en marcha un juego de color y movimiento aún más hermoso que el que habíamos pensado. Un mandala que ya ha cobrado un nuevo significado.
Dentro de dos años este artículo será diferente. Quizás no lo escriba yo sola. De momento…nos estamos conociendo.