El 25 de abril dimos un pequeño paseo por la orilla del río. Es la típica mañana de primavera, en este caso lluviosa, gris y hermosa al mismo tiempo. El color verde resalta con fuerza ante la mansedumbre de la lluvia y un pequeño grupo sale para disfrutar ese momento.

Somos doce crisálidas. Nos dirigimos por la orilla izquierda, ya sin lluvia y con tímidos rayos de sol, hasta el Parque del agua. En una de sus terrazas, todavía con el olor de la tierra mojada, la compañía de unos patitos ociosos y el silencio de los hermosos olivos tomamos un café, llenando de palabras, risas y vida una mañana primaveral que nos permitió disfrutar una vez más de la cercanía y de esa pequeña tela de araña que poco a poco vamos tejiendo entre el grupo. También constatar que el proyecto de Alicia, de llenar nuestro futuro de árboles, era una idea estupenda. Durante un rato nos convertimos en olivos centenarios, nos embriagó el olor del limonero y el tilo, nos cobijamos bajo el pino y el tejo y sobre todo seguimos soñando…

Sin prisas, volvimos sobre nuestros pasos, ahora con un sol radiante, mientras el grupo se iba diluyendo sin ruido, uno a uno. Creo que todos nos sentíamos más felices, un jardín hermoso, lleno de vida y muchas ilusiones, nos esperaba.
Ana Azón