El pasado día 25 de mayo fuimos a los cines Palafox a ver esta película estimulados por los comentarios en radio y prensa sobre ella. Además tenía el aliciente de que, al finalizar la proyección, habría un coloquio con su director.

Personalmente me pareció una gran obra, todavía no he leído el libro, que compramos al día siguiente, pero no creo que desmerezca ninguno de los dos al otro.

    El libro y, por supuesto, la cinta, tratan sobre Héctor Abad Gómez, padre del autor de la historia, un médico y humanista colombiano que fue asesinado por su firme defensa de las libertades en la Colombia de finales del siglo pasado en Medellín, donde había ejercido de profesor y médico durante muchos años.

    Es un canto a la libertad, a la familia y a los derechos humanos en un tiempo de violencia, tanto terrorista como institucional en ese país en aquellos años, de la que todavía no han podido librarse hoy en día.

    En mi opinión es una película tierna, divertida, optimista, familiar y ensalza la figura del padre, un buen hombre, humanista, adelantado a su tiempo, generoso y muy combatiente con las jerarquías colombianas de su época.    

 Mención aparte merece la actuación de su actor principal, Javier Cámara, encarnando al profesor, padre y médico, dándole toda la carga emocional que el personaje se merece y haciéndole cercano, admirable y conmovedor. 

   Totalmente recomendable a quienes les guste el cine emocional y los buenos trabajos de los actores.

   La guinda al visionado la puso el coloquio con el director, ameno y distendido con un interlocutor de los cines Palafox que le hizo las preguntas oportunas para que Fernando Trueba contara unos cuantos episodios del rodaje y la “fabricación” de su obra.

   Película dirigida por Fernando Trueba, basada en el libro del mismo nombre escrito por Héctor Abad Faciolince, guión adaptado de David Trueba.

   Libro editado por Alfaguara que, por ahora, va por su 17ª edición.

Isidro Alba


Traiciones de la memoria

    Cuando el 25 de agosto de 1987 el médico colombiano Héctor Abad Gómez murió asesinado por paramilitares en el centro de Medellín, su hijo, el escritor Héctor Abad Faciolince, encontró en uno de sus bolsillos un soneto copiado a mano por el doctor y firmado J.L.B. El poema se convirtió en epitafio de la tumba del padre, y el escritor lo atribuyó a Borges.

    Veinte años más tarde, Héctor Abad Faciolince escribe un libro sobre su padre titulado El olvido que seremos, en el que incluye el soneto. Y por el éxito surge la polémica sobre la autoría del soneto, e incluso sobre la invención del hallazgo en el bolsillo de su padre. Héctor Abad F. decide rastrear el origen de los versos -no incluidos ni en la Obra poética ni en las Obras completas de Borges- y comienza una investigación que lo lleva desde Francia hasta Argentina y que termina por confirmar la autoría de Borges, y descubrir cinco poemas inéditos del autor argentino. Hector Abad Faciolince recoge en Traiciones de la Memoria ese largo proceso de búsqueda.

Ya somos el olvido que seremos
 
Ya somos el olvido que seremos.
El polvo elemental que nos ignora
y que fue el rojo Adán y que es ahora
todos los hombres, y que no veremos.

Ya somos en la tumba las dos fechas
del principio y el término. La caja,
la obscena corrupción y la mortaja,
los triunfos de la muerte, y las endechas.

No soy el insensato que se aferra
al mágico sonido de su nombre.
Pienso con esperanza en aquel hombre 
 
que no sabrá que fui sobre la tierra.
Bajo el indiferente azul del cielo,
esta meditación es un consuelo.  

J.L.B
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