Finalizando este importante año y primera fase del Proyecto de Las Crisálidas, miro hacia atrás y valoro lo mucho que he aprendido y sentido. Veo que me encanta y llena de sentido y proyección a una parte muy importante de mi historia y momento vital.


   Como ante todo lo importante, repaso lo vivido e intento llegar a unas conclusiones iniciales y provisionales de toda primera fase de un proyecto. Resumo que 3 han sido los estados en los que me he ido moviendo: Sorpresas, Disgustos y Alarmas.


   Lo mayoritario han sido las Sorpresas. He topado con un grupo muy valioso e interesante con el que comparto el interés por una forma de vida colaborativa, entusiasta y afectiva. También he tenido sorpresas no estimulantes, como temores, individualismos, dejarse hacer, revoltijos y viscerales sentimientos negativos e incluso dañinos.
   

En segundo lugar han estado los Disgustos. Unas veces porque no he podido hacer todo lo que me hubiera gustado y otras porque se han hecho cosas que me han disgustado.


   Y por último lugar, están las Alarmas. No poco importantes por ser las últimas, dado que su foco se proyecta en varias direcciones.


   Todo esto me estimula y a la vez preocupa. Por eso sigo viendo muy claro la necesidad de continuar construyendo nuestro proyecto, reflexionando y valorando lo que hemos hecho, acordar qué es lo que queremos y cómo conseguirlo de la forma más eficaz.      

El proceso de Elecciones que hemos vivido recientemente ha sido para mí importantísimo, pues me ha transportado a multitud de situaciones que seguro se darán en nuestra, ya presente y futura, vida colaborativa, con sus Sorpresas, Disgustos y Alarmas.    

Mi experiencia grupal me enseña lo importante e imprescindibles que son las INICIATIVAS de todo tipo, así como la obligada y conveniente necesidad de apoyar y colaborar, siempre y sobre todo de forma inicial, con las personas que tienen iniciativas, en tanto éstas se acuerdan o instauran. Ya sean Paseos, Comidas, Excursiones, Elecciones, Estatutos y Actividades en general.      

Tengo claro que dependiendo de quién y cuándo se propone algo, las dudas y efectos que obtenemos son diferentes. No son las diferencias las que me alarman, pero sí las inquietudes que se provoquen a nivel individual o grupal. Por eso hemos de ser cautelosos y respetuosos con el grupo, para evitar generar inquietudes.      

Pienso que estamos en uno de tantos peldaños del camino en el que si miramos y vemos nuestro alrededor, revisamos procedimientos, acogemos y realzamos entusiasmos, aceptamos las diferencias por enriquecedoras, somos claros, nos implicamos sin excesivas incertidumbres, hacemos debates sinceros y relajados pero no laxos, y alimentamos la ilusión y la confianza de unos en otros, seguro llegaremos a nuestro PROYECTO VITAL COLABORATIVO.  

17 de octubre de 2021

Compartir en
Esta entrada fue publicada en y etiquetada como . Agrega a marcadores el enlace: .