Han pasado justo dos años desde aquel 2 de enero de 2020; sería un año extraño y duro pero todavía no lo sabía, esperaba con alegría ese día para poder inscribirme como socia en una Asociación que emprendía un largo viaje y que todavía sigue su camino: Las Crisálidas.      

Tenía impaciencia, como si me fuera a quedar sin billete y recuerdo que me sentí feliz cuando ya tuve mi número de socia. Fue mi regalo de Reyes anticipado. Es lo que tienen los años, no vale cualquier regalo y éste me hacía soñar de nuevo. Comenzaba en compañía de otras personas un desconocido y atrayente periplo con una mochila cargada de proyectos e ilusiones.    

 En mi nevera escribí una frase que voy cambiando según el trayecto y que me recuerda cada día donde estoy, la primera fue: “Todo comienza con un sueño»      

Tras esa salida sin prisa, sin un destino concreto, hemos recorrido caminos a veces tortuosos, nos hemos caído y nos hemos levantado, sabemos que la meta está más cerca pero todavía queda viaje…      

Mientras avanzamos, voy conociendo a esos compañeros como yo cargados de dudas, incertidumbres, anhelos, desalientos y también esperanza y fuerza en culminar nuestros deseos.      

Han sido dos años con pandemia incluida, eso nos ha retrasado y nos ha enseñado a vivir de otra manera, nos ha hecho ver nuestra vulnerabilidad y también a saber convivir con lo inesperado y con las dificultades que seguro vamos a encontrar en nuestro peculiar recorrido. Entre la niebla, como en este día que escribo, siempre buscaremos esa rendija por donde se filtren unos rayos de luz a nuestro futuro.

2022 es un año esperanzador; crear la cooperativa nos acerca un poco más a nuestro estupendo sueño de compartir no sólo un espacio, sino una fusión de afectos donde sentir que el estar juntos merece la pena. Necesitamos descender a la realidad y éste es un primer paso. Nos falta el lugar concreto, vamos rodeando la ciudad, jugando con el río, sorteando caminos hacía pueblos futuribles que nos acojan. Todo es posible e ilusionante, buscar nuestra futura casa donde vivir y compartir nuestra última etapa de vida no es ninguna tontería y seguramente no va a ser fácil pero yo confío en esta gran familia que poco a poco vamos construyendo.        

Conjugar realidad y sueños será nuestra tarea en este viaje que emprendimos hace dos inviernos. Necesitamos el calor de cada uno para poder superar el frío invierno…    

 En la nevera tengo nueva frase: “Se hace camino al andar». No sé cuál será la siguiente. Seguiré andando, pero mientras tanto escucharé a Machado que es un buen compañero de viaje.

Compartir en
Esta entrada fue publicada en y etiquetada como . Agrega a marcadores el enlace: .