Hace unos días, en una de las reuniones de nuestro grupo, no recuerdo cómo, surgió una cuestión que bien merece, a mi entender, unos minutos de reflexión. Se trata de saber distinguir entre lo necesario y lo importante.      

Esta diferenciación no es un concepto universal. Depende de factores como la escala de valores de cada uno, las experiencias positivas o negativas, incluso del momento vital por el que estamos pasando. Es un concepto, desde luego, bastante subjetivo.      

Pero intentando aplicar esta reflexión a nuestro proyecto, que es por otra parte en lo que ocupo últimamente una porción importante de mis pensamientos, me hago las siguientes consideraciones:      

Me parece obviamente necesario:

  • Conocernos (estamos en ello).
  • Formar un grupo consolidado suficiente para crear la Cooperativa.
  • Conseguir un solar que cumpla, aunque sea en parte, nuestras necesidades.
  • Encontrar la manera de financiarlo, de forma que sea asequible para todos.
  • Construir un espacio donde vivir.

     Ahora vamos con lo importante, a mi parecer:

  • Aceptarnos unos a otros tal como somos y entender que la diferencia enriquece, pues ninguno estamos en posesión de la verdad.
  • Compartir, si no la ideología, que es por supuesto libre, una serie de valores fundamentales para la vida y la convivencia.
  • Dialogar, que es hablar y sobre todo escuchar.
  • Estar dispuestos a ceder en lo personal, en beneficio del grupo.
  • Colaborar cada uno en la medida que pueda.
  • Plantear problemas —por supuesto, cuando sea necesario— pero siempre con el ánimo de resolverlos.
  • Respetar. Siempre respetar. En la forma y en el fondo.
  • Tomar la firme decisión de apostar por este proyecto y afrontar las dificultades que vayan surgiendo.

     Y en los momentos bajos que pudieran llegar, recordar esa canción tan aragonesa que para mí es como un himno “S´ha feito de nuei”, cuando dice “Cuando l´uno caye, l´otro ha a debantar”. Pues eso. Que así sea, que cuando uno caiga, el otro levante.      

Desearos un año, que puede ser decisivo, en el que mantengamos levantada la esperanza, no contra viento y marea, sino contra cierzo e inundaciones.    

Feliz año a estrenar.

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