Ha terminado la reunión plenaria sobre solares y me voy a coger el bus para casa. Voy en compañía de las hermanas Antolín y comentando “salga adelante una u otra idea, o dos diferentes, estaría muy bien que siguiéramos unidos por el espíritu y sentimiento de Las Crisálidas”. En la calle Don Jaime nos separamos; ellas hacia casa y yo, por la orillica del Ebro, a mi parada.
Hace tiempo que vivo con muchas dudas sobre el asunto de los solares, uno de los temas claves que nos ocupan. La reunión que acabamos de compartir sigue dando vueltas en mi cabeza y me distrae del frío que hace a estas horas cruzando el Puente de Santiago.
Mientras escuchaba a Pablo y miraba la pantalla, me iba diciendo “este está bien, pero…; este otro está mejor, pero le falta…; bueno, a ver qué tal el siguiente…”. Siento que la información está muy bien planteada (genial el vídeo de Alicia sobre Villamayor; y qué decir del de Zuera…). Se ha propuesto que las preguntas sean todas juntas al final de la exposición, pero nuestra impaciencia e interés cambian el plan y vamos preguntando dudas puntuales sin que ello altere la buena marcha de la sesión.

Tengo la impresión de que esta vez nos hemos juntado más Crisálidas que nunca (cuento aproximadamente 40 ó 45, llenando la sala). La expectación es evidente por la importancia del tema que nos convoca.
Después de las últimas preguntas y respuestas, Pablo pone el epílogo a su intervención y nos deja solos para un coloquio asociativo que, por lo avanzado de la hora, ya se ve que se va a quedar corto, como así se confirmó al final. Tendremos una próxima ocasión de debatir y empezar a decidir…
Intentamos hacer un círculo con las sillas para vernos las caras, pero el tamaño de la sala y el número de asistentes no lo permite, así que quedamos algunas pocas frente al resto y empiezan las intervenciones: reflexiones, opiniones y preguntas; algunas de las cuales quedan sin respuesta porque todavía queda camino por andar.
Nos llevamos a casa la información recibida y la impresión más o menos subjetiva del sentir del grupo, según sus manifestaciones y sus silencios. En medio de todo ello está nuestro plan personal, coincidente o divergente con unas y otras. Seguirá la maduración de una visión compartida que, con seguridad, nos planteará asumir alguna discrepancia respecto a la que individualmente tuviéramos.

Yo sigo con algunas certezas y varias dudas; resuelvo algunas, pero me surgen otras: ¿cuál y cómo será nuestro lugar, qué precio tendrá, lo podremos pagar todas con un esfuerzo razonable, nos mantendremos unidas en un mismo proyecto o nacerán varias cooperativas hermanadas en la Asociación Las Crisálidas, la que nos vio nacer?
Afortunadamente hoy no teníamos que decidir nada y eso nos permite poder ir modelando las dudas que todavía tengamos, pero es verdad que nos vamos acercando a la hora de la verdad… Algunas habéis manifestado ganas de acelerar la marcha, otras somos de digestión más lenta. Pensamos que el dónde, el qué y el cómo son muy importantes pero, para mí, el con quién lo es mucho más para compartir una vida en común durante, al menos, los próximos veinte años. Por eso todo este proceso, y lo que nos queda, nos permite un día a día en el que nos conocemos más, nos acercamos, nos tocamos; y si hay algún roce o arañazo, nos podemos dar el tiempo para superar la situación y dar un salto de crecimiento, personal y como comunidad.
No tengo respuestas para casi ninguna de mis preguntas, pero sí os puedo hablar de mis certezas: sigo lleno de ilusión por seguir el camino con todas vosotras hasta donde la vida nos lleve… Siento la emoción de esta ruta porque, a pesar de algún tropiezo, caída, agotamiento puntual y momentos de desorientación, estamos construyendo algo nuevo entre gente que, en gran número, no nos conocíamos previamente y, con nuestras diferencias, dibujamos un bonito arcoíris.
Se ha hecho muy tarde y me voy a la cama. Voy a seguir pensando y a dejarme sentir sobre todo esto.
Me llega el sopor, así que lo dejo para otro momento o tal vez lo sueñe. Ya casi dormido, me parece sentir que mi cara sonríe.
Buenas noches y buena vida, compañeras crisálidas.
Zaragoza, 25 de febrero de 2022.