El sueño del tiempo trata uno de los temas fundamentales para el ser humano: el envejecimiento y la longevidad.      

Desde tiempos inmemoriales se probaron métodos para alargar la vida o acercarse a la inmortalidad. No hace falta conseguir el Santo Grial: remedios de lo más variopinto han hecho creer a hombres y mujeres que su vida sería más larga. Del cuerno de unicornio azul a las lágrimas de ninfa, de la sangre de dragón vegetariano al polvo de zafiro disuelto en zumo de melocotón, la fantasía humana ha ideado a lo largo de su historia todo tipo de brebajes para evitar la vejez.      

El libro tiene como base un estudio histórico científico cuántico del tiempo y la evolución del deseo de pervivir a través de la historia. El cuerpo del libro es el análisis científico de por qué el cuerpo envejece. El aroma es la esperanza, consejos y expectativas.      

Nuestro tiempo biológico vive en nosotros, es el tiempo de nuestra vida. Nosotros vivimos en el tiempo del mundo. Nuestros relojes internos tienen distintos cronómetros y diferentes amplitudes. Por eso, si tenemos suerte y tenemos el tiempo suficiente (bastante vida), nuestros relojes internos se desajustarán, perderán sincronicidad, y nuestro tiempo ya no irá parejo con el tiempo cronológico.      

Nuestro cuerpo es un microbiota, un ecosistema mucho más complejo que la selva amazónica. Células progenitoras, senescentes, telómeros, encimas y proteínas de nombres impronunciables, genomas y epigenomas, ciclos circadianos, cortocircuitos en las comunicaciones intercelulares, factores sistémicos reguladores del envejecimiento… claves del envejecimiento analizadas y descritas a microscopio.      

Con total aridez. Las combinaciones que se den en nuestro genoma harán que envejezcamos a un ritmo u otro.        

Pero la ciencia avanza a ritmos acelerados. Millonarios de todo el mundo patrocinan ensayos para conseguir resultados que puedan retrasar su propio envejecimiento. Y nos preguntamos, si la ciencia ha adelantado tanto, ¿por qué no se utilizan los avances? ¿Serán sólo para ellos, los millonarios? Parece que se ha avanzado mucho en la investigación con ratones, pero los humanos no somos ratones, así que faltarán unos cuantos años hasta que se desarrollen los experimentos y el ser humano pueda disfrutar de ellos. Sí se están empleando para alargar la vida en ciertas enfermedades incurables, pero, al ser el cuerpo humano un mecanismo tan complejo, podemos mejorar una función pero dañar a otras. El estudio global que permitiría tratar todos los telómeros a la vez aún no se ha realizado.      

Tampoco los procedimientos que intentan provocar la inmortalidad, como la criogenización y similares dan muchas certezas de momento.      

Cuando ya nos hemos deprimido y creemos que todo es inevitable,el texto describe los productos químicos que nos perjudican (tóxicos) y que pueden ayudarnos (elixires de la longevidad). Consejos y recomendaciones. Quizás no conseguiremos vivir más años, pero sí vivir mejor hasta el final. Ejercicio físico, autofagia, vida social y activa, mantener el compás interno, ciclos de sueño. Dedicar tiempo al sueño es alargar el sueño del tiempo.

La inmortalidad no existe, el envejecimiento es inexorable. El sueño del tiempo es ralentizar el paso del tiempo, pero la vida es un reloj de arena que avanza imparable. ¿Habrá tiempo suficiente para vencer al tiempo?  

Tanto el serrablés Carlos López Otín como Guido Kroemer son biólogos moleculares, y la redacción del libro es fruto de sus investigaciones. El sueño del tiempo es un tratado científico que hay que leer a sorbitos.

Carlos López Otín y Guido Kroemer, El sueño del tiempo: un ensayo sobre las claves del envejecimiento y la longevidad, Paidós, 2020

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