Una vez constituida Las Crisálidas Aragón, S.Coop., queda por resolver la permanencia de la asociación Las Crisálidas y, en ese caso, las relaciones entre ambas entidades.
Cuando se registró la asociación se pensó en la misma como un medio para promocionar los alojamientos colaborativos, teniendo en mente que dicha promoción se concretaría en una o varias cooperativas, simultáneas o sucesivas.
Así pues, no hay motivo para echar el cerrojo a la asociación cuando hay un 30% de personas que no han pasado a la cooperativa. Estas personas pueden incorporarse a Las Crisálidas Aragón, S.Coop. con posterioridad, según los estatutos y reglamento interno, o bien podrían formar su propia cooperativa. En cualquier caso, la permanencia en la asociación les permite perseverar en sus objetivos.
Tampoco es necesario que las personas que hemos pasado a la cooperativa abandonemos la asociación. Mantenernos unidos nos da la fuerza del número y permite que entre todos apoyemos los nuevos proyectos que surjan. Para ello disponemos de personalidad jurídica, estructura organizativa, formación y experiencia. Otra cuestión es valorar si sigue siendo necesaria la cuota actual de la asociación o si podría rebajarse, en función de las previsiones de gasto en formación, propaganda, etc.
Por otra parte, hay comisiones que no conviene desgajar, como por ejemplo la de Actividades, que permite que sigamos manteniendo entre todas esa relación informal tan enriquecedora. O la de Solares, que estudia opciones no solo para la cooperativa sino para otros proyectos que surjan y que necesariamente se tendrá que dividir cuando la cooperativa opte por un solar y constituya su propia Comisión de Edificación o como quieran llamarla. Otras comisiones, como Estatutos, probablemente ya carecen de sentido en la asociación y, en cambio, serán necesarias en la cooperativa para desarrollar su reglamento interno.
Finalmente, queda plantear el hecho de que todas las personas que componen la actual Junta Coordinadora han pasado a formar parte de la cooperativa.

Parece lógico, a mi juicio, que las personas que compongan la Junta a partir de ahora procedan del núcleo que no se ha incorporado a la cooperativa, a fin de priorizar sus objetivos con independencia del desarrollo de la cooperativa.
Todas estas son cuestiones sobre las que tenemos que ir reflexionando. Tanto en el seno de la asociación, que nos engloba a todos, como en el de la cooperativa, tenemos que celebrar debates plenarios y, en su momento, asambleas decisorias.
Entiendo que quienes formamos la cooperativa no debemos abandonar la casa común de la asociación, aunque tengamos nuestro espacio independiente: una habitación propia.