El cierre de ejercicio es una oportunidad para repasar y valorar el trabajo realizado por todo el grupo que conformamos Las Crisálidas. Si juzgamos por los resultados, podríamos pensar que no nos hemos esforzado lo suficiente, pero si repasamos todo lo realizado vemos que las actuaciones han sido muchas y muy variadas y que persiste el impulso y el entusiasmo inicial.

En el año finalizado hemos tenido varias oportunidades de conocer el estado de proyectos como el nuestro. Desde las visitas a centros en funcionamiento a conferencias o jornadas en línea y presenciales, hemos comprobado que todos los grupos atraviesan dificultades parecidas a las nuestras, tales como problemas en la cohesión, trabas legales, escasa receptividad de las administraciones
públicas, etc. Se constata que el tiempo para consolidar uno de estos proyectos es dilatado, algunos hablan de ocho o diez años aunque estamos seguros de que el plazo se irá reduciendo conforme el modelo sea conocido y se consolide.
Así que no estamos tan mal, pero esto no debe dejarnos satisfechos. Conseguir nuestro objetivo es una carrera de fondo, una media maratón como mínimo. Pero también es una carrera de relevos y en este sentido es estimulante la presencia de nuevas personas que se han incorporado a la gestión de la cooperativa Las Crisálidas Aragón, S.Coop., nacida este año del seno de la asociación y de la cual estamos muy orgullosos.
Abordamos, pues, un año 2023 en el que la cooperativa, surgida pero no desgajada de la asociación, llevará su propio camino pero también caminará junto a la asociación por medio de varias Comisiones Sectoriales compartidas.
El 2022 ha sido un año convulso en algún momento y de esas desavenencias debemos extraer enseñanzas que nos ayuden a evitarlas. Quizá todo consiste en poner por delante lo más valioso que tenemos: un grupo humano en el que los afectos se entrecruzan en una tupida red de apoyo mutuo.