En la Cooperativa acabamos en diciembre de “poner los papeles en orden”, y a mitad de mes ya éramos una entidad con todos los beneplácitos legales. El día 16 celebramos la primera Asamblea General Extraordinaria.

¿Y ahora?
Pues ahora empezamos. Seguimos y empezamos. Comienza el camino hacia el éxito del proyecto, hacia su realización.
En el Consejo Rector preparamos previsiones para el año, planes para orientar nuestra acción hacia el objetivo intentando no perdernos demasiado por el camino. Solares, reglamento, acogida, economía…
Aprendemos a movernos y decidir como un órgano (se supone que eso somos) acompasado y con ritmo, con los tubos afinados y acordes para que el sonido sea melodioso, cuidando timbre y volumen para evitar estridencias. En el teclado utilizaremos escalas y tonos que muevan y hagan elevar la energía.
Porque el Gran Órgano de la Cooperativa es la Asamblea, y esa la componemos todos, todos y todas. Es fundamental, si queremos que nuestro ahora sueño se convierta en idea realizable y luego en realidad, que tubos y teclas asuman su papel protagonista, comiencen a acordar sus ritmos, y las ideas e iniciativas individuales se unan en una música compartida y consensuada, que entre todos seamos capaces de componer una misma melodía que nos lleve a ese lugar/ tiempo/ espacio que deseamos.

Melodía que tendrá distintos tiempos. Y silencios. Pero estos también forman parte de la composición, y sólo hay que tener paciencia y enseguida llegan otra vez los sonidos.
El lenguaje musical no es difícil pero sí hay que practicarlo, con dedicación y humildad, hasta conocer sus entresijos.
El esfuerzo merece la pena. ¿Practicamos?