Impartido por Amalio Rey desde la teoría que desarrolla en “El libro de la inteligencia colectiva”.
A pesar de ser tan reducido su horario (4 horas), intuí que en algún momento nos puede ayudar a reflexionar sobre nuestro modo de participación colectiva en el proyecto Crisálidas, ya que para llevarlo adelante, además del aspecto económico, es necesaria una organización y una estructura que va desde lo más pequeño a lo más grande, necesita impulsar, transformar, informar e informarse, continuar, acoger y sintetizar ideas diversas, poner límites, lidiar con situaciones de poder, de liderazgo, de manipulación, de claridad, etc., y por supuesto de sentirnos valiosos.
malio explicó herramientas para la implicación en la gestión de lo colectivo y a lo largo de la mañana fue desgranando diferentes aspectos participativos reflejados alegóricamente como apertura y cierre del diamante. Reiteró la importancia de hablar de los objetivos, de buscar la afinidad común, de sentirnos formar parte del proceso, e invitó a conocer y aplicar diferente funcionamiento para llevar adelante cada tipología de objetivos, en especial aquellos donde el fin es el proceso y aquellos donde el fin es el impacto.
Relató de forma cómica situaciones de presión que a veces sufrimos a nivel personal en la forma de mostrar nuestra opinión en una reunión o en una votación:
– si solo yo pienso esto… debo estar equivocada (y adapto mi opinión).
– a veces no expongo mi opinión aunque por dentro la mantengo.
– todo el mundo piensa que los demás piensan diferente (luego cambio mi opinión), cuando todo el mundo piensa igual.
– si 40 piensan eso, yo debo de estar equivocada.
– si los expertos o el jefe habla primero, algunos adecúan su opinión pensando que el otro tendrá más información y esta opinión es tomada como una pauta a seguir (e inhiben su opinión).
– renuncio a mi opinión por apoyar.

Se le preguntó sobre los momentos sierra en la participación, e indicó que si llevan a un equilibro pueden estar bien pero si, por el contrario, son del tipo de que hay un grupo motor que está en todo (el 10% hace el 90%), indica que se está produciendo un fallo en el diseño y que habría que rediseñar la participación.
Y remarcó la importancia de los mecanismos de agregación como aquellos que hacen de pegamento para convertir un conjunto disperso de preferencias individuales en un juicio o decisión colectiva, donde es posible que me guste o no el resultado, pero me gusta haber participado, me gusta lo que he aprendido.
En definitiva, nos transmitió el estímulo por conocer un poco más de esta disciplina: la arquitectura participativa.