[4 de octubre de 2023]
Uno de los días que estuvimos en Orihuela del Tremedal hicimos reserva para ir a ver la berrea de los ciervos. El día señalado nos acercamos al pueblo y el guía nos llevó hasta el “hide” u observatorio.
Dejamos los coches a un km. más o menos del sitio, caminamos por una pista ancha de una en uno y en silencio para no asustar al bicherío, que tiene el oído fino.
Ya íbamos con la cartilla leída por el guía que nos dijo que como éramos un grupo grande si hacíamos ruido y no se acercaban los animalicos sería problema nuestro.

Cerca del desvío llamó a dos hombres, de los que por su altura le inspiraron más confianza, para que se hicieran responsables del grupo hasta el desvío marcado con un mojón de piedras de los de toda la vida. Él se quedaba con los que tenían alguna dificultad e iban más lentos, lo que fue algo criticado por alguna participante que comentó… ¡Me lo podía haber encargado a mí que soy más bajita y estoy más cerca del suelo para ver las piedras, que tonto!
Durante el camino escuchábamos los ciervos berreando, parecía que los teníamos al lado ¡Impresionante!

Al llegar al observatorio armados con cámaras y prismáticos intentamos ver alguna pelea, pero ya nos había dicho el guía que llevaban días peleando y tenían el harén hecho, ahora la berrea que se escuchaba era más bien de advertencia…¡no te acerques a mis chicas o lo sentirás!
Los vimos algo lejos, estaban tranquilos donde había un macho, que aún de lejos impone, que tenía un pequeño grupo de bonitas ciervas a su cargo.
Los depredadores que tienen ahora somos nosotros, ya que se han eliminado los que mantenían un equilibrio en la naturaleza.

Ya de vuelta de noche cerrada en silencio, da tiempo de pensar la suerte que tenemos de poder hacer estas visitas, dimos las gracias al guía que a pesar de tener un comportamiento a veces algo peculiar entendimos que tenía un gran respeto por lo que hace.