Cómo nos vemos, cómo nos mostramos y cómo nos ven desde fuera son preguntas sobre las que debemos meditar en esta encrucijada de la vida de Las Crisálidas. Estamos en una situación en la que en cualquier momento podríamos tener a nuestro alcance un solar adecuado para nuestro proyecto. Tenemos una base amplia de personas afiliadas a la asociación y contamos con un número importante pero aún no suficiente de personas involucradas en la cooperativa.
Es lógico suponer que muchas de las personas de la asociación que todavía no son cooperativistas se irán incorporando conforme el proyecto esté más definido. También podemos esperar que la divulgación de nuestro proyecto pueda atraer a nuevas personas interesadas.
En cualquier caso, hay que resaltar que más de la mitad (el 55%) estamos en el tramo de mayores de 65 años, lo que puede suponer un problema conforme nuestra edad avance y los casos de dependencia se multipliquen.
Nos interesa, por tanto, atraer a personas más jóvenes para equilibrar los tramos de edad. El reto está en cómo nos mostramos para convencerles de que les estamos ofreciendo una alternativa que se puede disfrutar desde una primera madurez, el punto en el que los hijos, de haberlos, ya se han independizado y la vida laboral se desliza con suavidad hacia la jubilación. Ofrecemos un entorno en el que vivir acompañados, compartir actividades, aficiones… En esa primera madurez todavía no se piensa en el deterioro, en la necesidad que tendremos de ser cuidados y atendidos, pero también ese es un motivo para decidir la alternativa comunitaria.
Y este es un reto que debe abordar la Comisión de Comunicación, apoyada por profesionales externos si es necesario.
Como es sabido, Las Crisálidas surgió de un grupo muy restringido que se fue ampliando por contactos personales pero también a través de medios como Facebook o WhatsApp y luego nuestra página web, Twitter, Instagram y el Boletín. Todo ello se ha puesto en pie a base del voluntarismo de algunas personas, pero quizá ha llegado el momento de cuestionar si ello es suficiente, dado el reto de ampliar y rejuvenecer nuestra base asociativa.
Por ello ya se contrató la ayuda de personas externas para remodelar la página web, labor en la que se está trabajando. Sin embargo, el contenido que difundimos, bien a través de la web o de nuestro Boletín, tiene que partir de nosotras, las personas socias.
Hemos hecho muchas llamadas a la participación y, afortunadamente, algunas personas responden siempre con entusiasmo y buen hacer. Otras se escudan en una supuesta incapacidad para plasmar sus ideas en un texto publicable.
Y es ahí donde la Comisión de Comunicación y el Consejo de Redacción del Boletín tenemos una labor que podemos realizar: escuchar las ideas y plasmarlas en artículos o en iniciativas. Ninguna opinión o idea debe quedar silenciada por temor a no saber expresarla correctamente. No todos hemos tenido las mismas oportunidades de aprender a expresarnos por escrito, así que no debemos retraernos de exponer nuestra opinión “en bruto” y dejar que alguien con más experiencia le dé forma y nos la devuelva trabajada para aprobarla o rechazarla.
Debemos también considerar quiénes son nuestros objetivos de comunicación. Pensemos en que nos dirigimos a posibles convivientes y que debemos mostrarnos como un grupo de amigos que viven juntos, se divierten y se cuidan mutuamente. Tengamos en cuenta también que nuestro proyecto tiene muchos condicionantes que dependen de administraciones públicas, por lo que debemos presentar nuestro proyecto como una alternativa público-cooperativa de convivencia y de cuidados. Y, por último, recordemos que la cooperativa es una empresa y, como tal, debe dejar patente su solidez, responsabilidad y transparencia.
Por ello, no basta con que los artículos del boletín o la web expresen la opinión de su autor, sino que también debemos tener en cuenta la proyección externa y sus posibles consecuencias.

Estas reflexiones no agotan el tema, pero pueden dar inicio al trabajo de la Comisión de Comunicación en el curso que empezamos. La realización de un Plan de Comunicación que incluya la comunicación interna y externa, los diferentes públicos objetivo, los medios (web, redes sociales, boletín… pero también actos presenciales). Disponer de un libro o manual de estilo, asegurar la presencia periódica en redes sociales y otras muchas iniciativas sobre las que podemos empezar a trabajar en esta etapa.
Se abre el debate.
Alfredo Pérez Sánchez (Comisión de Comunicación)