Qué comunicamos

   Cómo nos vemos, cómo nos mostramos y cómo nos ven desde fuera son preguntas sobre las que debemos meditar en esta encrucijada de la vida de Las Crisálidas. Estamos en una situación en la que en cualquier momento podríamos tener a nuestro alcance un solar adecuado para nuestro proyecto. Tenemos una base amplia de personas afiliadas a la asociación y contamos con un número importante pero aún no suficiente de personas involucradas en la cooperativa.

   Es lógico suponer que muchas de las personas de la asociación que todavía no son cooperativistas se irán incorporando conforme el proyecto esté más definido. También podemos esperar que la divulgación de nuestro proyecto pueda atraer a nuevas personas interesadas.

    En cualquier caso, hay que resaltar que más de la mitad (el 55%) estamos en el tramo de mayores de 65 años, lo que puede suponer un problema conforme nuestra edad avance y los casos de dependencia se multipliquen.

   Nos interesa, por tanto, atraer a personas más jóvenes para equilibrar los tramos de edad. El reto está en cómo nos mostramos para convencerles de que les estamos ofreciendo una alternativa que se puede disfrutar desde una primera madurez, el punto en el que los hijos, de haberlos, ya se han independizado y la vida laboral se desliza con suavidad hacia la jubilación. Ofrecemos un entorno en el que vivir acompañados, compartir actividades, aficiones… En esa primera madurez todavía no se piensa en el deterioro, en la necesidad que tendremos de ser cuidados y atendidos, pero también ese es un motivo para decidir la alternativa comunitaria.

   Y este es un reto que debe abordar la Comisión de Comunicación, apoyada por profesionales externos si es necesario.

   Como es sabido, Las Crisálidas surgió de un grupo muy restringido que se fue ampliando por contactos personales pero también a través de medios como Facebook o WhatsApp y luego nuestra página web, Twitter, Instagram y el Boletín. Todo ello se ha puesto en pie a base del voluntarismo de algunas personas, pero quizá ha llegado el momento de cuestionar si ello es suficiente, dado el reto de ampliar y rejuvenecer nuestra base asociativa.

   Por ello ya se contrató la ayuda de personas externas para remodelar la página web, labor en la que se está trabajando. Sin embargo, el contenido que difundimos, bien a través de la web o de nuestro Boletín, tiene que partir de nosotras, las personas socias.

   Hemos hecho muchas llamadas a la participación y, afortunadamente, algunas personas responden siempre con entusiasmo y buen hacer. Otras se escudan en una supuesta incapacidad para plasmar sus ideas en un texto publicable.

   Y es ahí donde la Comisión de Comunicación y el Consejo de Redacción del Boletín tenemos una labor que podemos realizar: escuchar las ideas y plasmarlas en artículos o en iniciativas. Ninguna opinión o idea debe quedar silenciada por temor a no saber expresarla correctamente. No todos hemos tenido las mismas oportunidades de aprender a expresarnos por escrito, así que no debemos retraernos de exponer nuestra opinión “en bruto” y dejar que alguien con más experiencia le dé forma y nos la devuelva trabajada para aprobarla o rechazarla.

   Debemos también considerar quiénes son nuestros objetivos de comunicación. Pensemos en que nos dirigimos a posibles convivientes y que debemos mostrarnos como un grupo de amigos que viven juntos, se divierten y se cuidan mutuamente. Tengamos en cuenta también que nuestro proyecto tiene muchos condicionantes que dependen de administraciones públicas, por lo que debemos presentar nuestro proyecto como una alternativa público-cooperativa de convivencia y de cuidados. Y, por último, recordemos que la cooperativa es una empresa y, como tal, debe dejar patente su solidez, responsabilidad y transparencia.

   Por ello, no basta con que los artículos del boletín o la web expresen la opinión de su autor, sino que también debemos tener en cuenta la proyección externa y sus posibles consecuencias.

Estas reflexiones no agotan el tema, pero pueden dar inicio al trabajo de la Comisión de Comunicación en el curso que empezamos. La realización de un Plan de Comunicación que incluya la comunicación interna y externa, los diferentes públicos objetivo, los medios (web, redes sociales, boletín… pero también actos presenciales). Disponer de un libro o manual de estilo, asegurar la presencia periódica en redes sociales y otras muchas iniciativas sobre las que podemos empezar a trabajar en esta etapa.

   Se abre el debate.

Alfredo Pérez Sánchez (Comisión de Comunicación)

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Sobre voluntarismo y profesionalización

Quizá tenemos que empezar a reconocer nuestros límites. Hemos llegado hasta aquí gracias a un enorme esfuerzo y tesón de buena parte de las personas que componemos Las Crisálidas. No de todas, justo es decirlo, pero no siempre es un reproche porque hay circunstancias personales y familiares que con frecuencia impiden la participación deseada.

   Sin embargo… renqueamos. Las Crisálidas debería ser un hervidero de actividad, de propuestas y debates, pero la realidad es que cuesta mucho poner en pie cualquier evento. Todo el mundo estamos muy preocupados por encontrar un solar adecuado y por cuadrar unos costes, como si todo lo demás fuera accesorio o postergable. Como si estuviéramos a la espera de la solución milagrosa, obviamos la convivencia y la participación imprescindibles en un proyecto como el nuestro.

   La encuesta de habilidades nos reveló un buen nivel de aptitudes prácticas y relacionales, pero lo cierto es que no nos ha permitido vislumbrar la posibilidad de un equipo de voluntarios con los conocimientos y el nivel de implicación necesarios para hacerse cargo de una gestión que se prevé complicada.

Afortunadamente, como señalaba la presidenta de la cooperativa en el boletín anterior, contamos con la posibilidad de asesoramiento profesional por parte de La Replazeta, Nabata Asesoría y dos estudios de arquitectura. Considero que deberíamos aceptar nuestras limitaciones y dejarnos acompañar con una mayor dedicación, al coste razonable que acordemos. No debemos temer que por ello estemos perdiendo autonomía, puesto que está claro —también por su parte— que las decisiones importantes han de ser resultado de debate interno y decisión asamblearia.

La Replazeta y Nabata están vinculadas al grupo La Veloz, miembro a su vez de la Red de Economía Alternativa y Solidaria que tiene ámbito nacional (REAS Red de Redes) y autonómico (REAS Aragón) y cuenta con grupos específicos como el de Vivienda Cooperativa de Aragón y el Grupo estatal de Vivienda Senior. Las Crisálidas es socia colaboradora de REAS desde hace un año y participa activamente en estos colectivos a través de nuestro Grupo de Trabajo de Relaciones Externas. Es claro, desde mi punto de vista, que nuestro sitio está en REAS y que necesitamos reforzar nuestra colaboración con Nabata y La Replazeta que vienen a ser, en Aragón, el equivalente a lo que en otras comunidades representan Sostre Civic, La Dinamo, Jubilares, etc.

   Tendríamos que plantearnos, pues, que frente al voluntarismo actual habría que incrementar la participación de profesionales remunerados en los ámbitos en los que sea necesario, asumiendo que esa perspectiva nos hace ser más eficaces y reduce el desgaste de las personas más implicadas en las comisiones y órganos de gobierno.

   En este sentido, la Comisión de Comunicación también está estudiando la posibilidad de proponer una colaboración profesional en la mejora y actualización de la página web, gestión de redes sociales, material audiovisual, etc. Esto debe permitir el acceso a segmentos de población más jóvenes que nos permita tener un escalonamiento de edades que facilite una gestión sostenible de los cuidados en el futuro.

   Por todo lo expuesto, os invito a considerar la conveniencia de incrementar la participación de los profesionales que, en cada momento, nos sean necesarios. Por supuesto, no se trata de desanimar a quienes están participando con entusiasmo en las comisiones y a quienes han ingresado recientemente en la asociación y se disponen a unirse a ellas sino, por el contrario, es una propuesta que debe servir para dinamizar la actividad de las mismas y hacerlas más eficaces.

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Capital humano

En el pasado mes de marzo hemos realizado una encuesta para tener lo que hemos denominado un “inventario de habilidades”. Hemos recibido 37 respuestas, un 67% sobre el total de personas socias, lo que podría considerarse un razonable nivel de participación.

   Los resultados, que iremos analizando en artículos aparte, revelan una gran riqueza de nuestro capital humano. No sólo en aspectos profesionales y académicos, que también son muy relevantes, sino en inquietudes, aficiones y pequeños saberes que nos hacen la vida agradable.

   La cosecha de datos es, por tanto, satisfactoria y sin embargo nos hace reflexionar acerca de si el capital humano que revela se corresponde con la participación en los órganos de Las Crisálidas. Así, vemos que un 31% de las personas de la asociación no está adscrito a ninguna comisión sectorial ni órgano de gobierno. Un 56% está en uno o dos de estos órganos y un 13% está en tres o más de ellos, contando Junta Coordinadora, comisiones sectoriales, grupo de relaciones externas y consejo de redacción del boletín.

Mayor participación se constata en la cooperativa, donde sólo un 15% no pertenece a ningún órgano y otro 15% está en tres de ellos, quedando una participación del 70% en uno o dos órganos.

   También hay que destacar que, al existir dos entidades de Las Crisálidas (asociación y cooperativa), hay algunas personas que acumulan hasta cinco órganos de pertenencia, lo que resulta abrumador para ellas y poco eficaz para ambas organizaciones.   

    En cuanto al porcentaje de personas que no participan en la asociación, hay que hacer notar también que la mitad de ellas se han asociado desde finales del año pasado, por lo que debemos concederles un margen de adaptación. Es conveniente que participen en las comisiones sectoriales de acuerdo a sus capacidades e intereses como paso previo a una próxima incorporación a la cooperativa, si así lo desean, una vez que ésta concrete los requisitos de acceso en su reglamento de régimen interno. Para facilitar esta integración se está preparando una sesión informativa especialmente dirigida a ellas en la que expondremos el trabajo realizado hasta ahora y trataremos de responder a las dudas que nos planteen.

   Otro tema relacionado con la participación es el de conjugar el espíritu asambleario que rige Las Crisálidas, incluso en sus estatutos, con la actividad de gestión de sus órganos representativos, como son la Junta Coordinadora de la asociación y el Consejo Rector de la cooperativa.

   Está claro que las decisiones se toman en las asambleas generales de cada entidad y se ejecutan por sus órganos de gobierno correspondientes. Es normal, sin embargo, que exista cierta tensión entre la transparencia y participación que requieren las decisiones importantes y la rapidez y eficacia necesaria en algunos momentos, por lo que se requiere la confianza en que las personas que ocupan los órganos electos persiguen los objetivos comunes con el mayor interés en su consecución.

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Sobre participación, liderazgo e inteligencia colectiva

    ¿Es Las Crisálidas una organización inteligente? Es obvia la inteligencia natural de todos sus componentes, pero ¿existe entre nosotros eso que llaman «inteligencia colectiva»? Citando al autor de un curso que se reseña en este mismo número, podemos decir que «Hay más inteligencia colectiva de la que parece pero menos del tipo que necesitamos (…) Tenemos que apostar por una más efectiva y afectiva».

Esta reflexión viene al caso del eterno problema de la participación. Deberíamos plantearnos si nuestro grupo alcanza los niveles de participación deseados, tanto cuantitativamente (cuántas personas están en comisiones y órganos de gobierno) como, aún más importante si cabe, cualitativamente (si el nivel de implicación es el adecuado).

En principio la adscripción a las comisiones es voluntario y en función de las preferencias personales y está bien que así sea. Pero no basta con que a una persona le interese un tema, tiene que estar dispuesta a trabajar en él.

   Esto implica también la disposición a tomar responsabilidades y ejercer los roles necesarios en el funcionamiento orgánico. Roles que pueden ser temporales y rotativos pero que, en cualquier caso, deben implicar una responsabilidad en su ejercicio y también, por qué no, un liderazgo. Hablamos de tipos de liderazgo incluyentes y motivadores, por supuesto, pero en cada grupo tiene que haber personas que «tiren del carro».

   En las últimas semanas, algunos de nosotros hemos asistido a cursos y talleres sobre Herramientas de convivencia (Amediar), sobre Tecnologías para el cambio y el impacto social y sobre Co-diseño de arquitecturas participativas. De todos ellos hemos aprendido técnicas y, sobre todo, nos hemos dado cuenta de lo que nos queda por aprender.

   Por ello, desde la Comisión de Comunicación se ha propuesto hacer una encuesta a las personas socias con la que obtener un «Inventario de habilidades» donde cada uno mostremos nuestras capacidades y, sobre todo, la posibilidad de aportarlas al grupo. De esta iniciativa se deriva la propuesta de la Comisión de Cuidados de tener, en su momento, un Banco de Tiempo.

   La experiencia de las dos asambleas de información y debate celebradas hasta ahora ha sido muy positiva y debemos perseverar en ellas mejorando procedimientos conforme los vamos asimilando. La organización de estos debates debe implicar a todas, pero especialmente a las comisiones, que deben proponer temas, elaborar documentación y presentaciones, elegir lugares de celebración, etc. Esto supone trabajo, organización y una pizca de liderazgo.

   Finalmente, quiero hacer una llamada a las personas que se han incorporado últimamente para pedirles su paulatina incorporación a las comisiones y actividades. Si es necesario volver a repasar lo avanzado hasta aquí para que se pongan al día, lo haremos con gusto pero es deseable que integren lo actuado para poder ejercer su análisis crítico.

   Llevamos ya más de tres años de trabajo. Hemos consolidado un grupo, hemos creado nuestra primera cooperativa, peleamos con las administraciones públicas, buscamos terrenos donde ubicarnos… Todo este trabajo no puede quedar en nada. Rendirse no es una opción. Avanzamos.

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Balance de situación

  El cierre de ejercicio es una oportunidad para repasar y valorar el trabajo realizado por todo el grupo que conformamos Las Crisálidas. Si juzgamos por los resultados, podríamos pensar que no nos hemos esforzado lo suficiente, pero si repasamos todo lo realizado vemos que las actuaciones han sido muchas y muy variadas y que persiste el impulso y el entusiasmo inicial.

 En el año finalizado hemos tenido varias oportunidades de conocer el estado de proyectos como el nuestro. Desde las visitas a centros en funcionamiento a conferencias o jornadas en línea y presenciales, hemos comprobado que todos los grupos atraviesan dificultades parecidas a las nuestras, tales como problemas en la cohesión, trabas legales, escasa receptividad de las administraciones

públicas, etc. Se constata que el tiempo para consolidar uno de estos proyectos es dilatado, algunos hablan de ocho o diez años aunque estamos seguros de que el plazo se irá reduciendo conforme el modelo sea conocido y se consolide.

   Así que no estamos tan mal, pero esto no debe dejarnos satisfechos. Conseguir nuestro objetivo es una carrera de fondo, una media maratón como mínimo. Pero también es una carrera de relevos y en este sentido es estimulante la presencia de nuevas personas que se han incorporado a la gestión de la cooperativa Las Crisálidas Aragón, S.Coop., nacida este año del seno de la asociación y de la cual estamos muy orgullosos.

   Abordamos, pues, un año 2023 en el que la cooperativa, surgida pero no desgajada de la asociación, llevará su propio camino pero también caminará junto a la asociación por medio de varias Comisiones Sectoriales compartidas.

   El 2022 ha sido un año convulso en algún momento y de esas desavenencias debemos extraer enseñanzas que nos ayuden a evitarlas. Quizá todo consiste en poner por delante lo más valioso que tenemos: un grupo humano en el que los afectos se entrecruzan en una tupida red de apoyo mutuo.

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Noviembre alegre

Cada vez que me sorprendo poniendo una boca triste; cada vez que en mi alma hay un nuevo noviembre húmedo y lluvioso; […] entonces, entiendo que es más que hora de hacerme a la mar tan pronto como pueda.

Herman Melville. Moby Dick

Noviembre tiene fama de mes triste. Superada la fiesta de Halloween, que los mayores asumimos por influencia de hijos y nietos, llega la visita al cementerio y el recuerdo de los que ya no están, el comienzo del frío y la lluvia.

   En Las Crisálidas nos hemos resistido a la melancolía y nos hemos hecho a la mar en nuestra flamante nave cooperativa que estrenamos en la asamblea del 28 de octubre. En los días 3 y 14 de noviembre se reunió el Consejo Rector de la cooperativa para las primeras decisiones organizativas y perfilar el proceso de constitución legal.

   Este proceso culminó con la firma ante notario de la escritura de constitución de la cooperativa por parte de la presidenta y la secretaria de la misma, acompañadas por la eficacísima Marta, de La Replazeta. Un grupo de crisálidas espontáneas estuvimos arropando desde fuera el acto protocolario que, según informan las protagonistas, estuvo acogido con gran simpatía por parte del notario.

El recibimiento
Firmando con las
«herramientas crisálidas»
Y ahora, en serio

  El día 22 tuvimos asamblea de la asociación con el objetivo de debatir y clarificar en lo posible las relaciones de la asociación con la cooperativa. Importaba especialmente conocer las opiniones y sentimientos de las personas que habían decidido no incorporarse todavía a la cooperativa. Afortunadamente, tanto ellas como las que sí nos hemos hecho cooperativistas, estuvimos mayoritariamente de acuerdo en mantener viva la asociación integrando tanto a unas como otras y sirviendo de espacio de acogida para las personas que se incorporen al modelo de cohousing que promovemos.

   Se entró en el debate de algunos temas económicos sobre los que habrá que tomar acuerdos en una Asamblea General Ordinaria, a principios de año. También se trató que ciertas comisiones sectoriales, como Acogida y Comunicación sean comunes para ambas entidades, mientras que algunas como Economía, Régimen Interno y otras serán exclusivas de la cooperativa.

   Terminamos el mes con la asistencia de once crisálidas al Fórum de la vivienda cooperativa en cesión de uso en la que hemos participado más de 400 personas de toda España en tres jornadas intensas y llenas de interesantes debates y contactos personales. La experiencia de las asistentes ha sido muy impactante y dará lugar a muchos debates y publicaciones internas que nos harán avanzar en nuestro proyecto. Solo cabe lamentar que, frente a otras administraciones públicas que se han mostrado colaboradoras con las iniciativas de alojamientos colaborativos, las de Aragón no han enviado ni una sola representación. Algunas de las responsables convocadas se excusaron y aceptamos sus razones, pero esperamos que en sucesivas ocasiones la participación de las administraciones aragonesas sea nutrida y con mayor implicación.

En la manifestación
En grupo amplio
En el grupo de Aragón

Si algo ha demostrado este Fórum es que los alojamientos colaborativos en cesión de uso son una alternativa que reclamamos sectores cada vez más importantes, tanto entre la juventud que demanda vivienda asequible como entre los llamados seniors que deseamos gestionar nuestra vida acogiéndonos a los derechos que nos reconoce la Constitución y el estado social que con nuestro trabajo hemos contribuido a crear.

   Los proyectos de cohousing han tenido hasta ahora un desarrollo lento, pero se ha evidenciado que se va a producir una implosión que puede acelerar los procesos. Estaremos preparados.

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La cooperativa: una habitación en la casa común de Las Crisálidas

   Una vez constituida Las Crisálidas Aragón, S.Coop., queda por resolver la permanencia de la asociación Las Crisálidas y, en ese caso, las relaciones entre ambas entidades.

   Cuando se registró la asociación se pensó en la misma como un medio para promocionar los alojamientos colaborativos, teniendo en mente que dicha promoción se concretaría en una o varias cooperativas, simultáneas o sucesivas.

   Así pues, no hay motivo para echar el cerrojo a la asociación cuando hay un 30% de personas que no han pasado a la cooperativa. Estas personas pueden incorporarse a Las Crisálidas Aragón, S.Coop. con posterioridad, según los estatutos y reglamento interno, o bien podrían formar su propia cooperativa. En cualquier caso, la permanencia en la asociación les permite perseverar en sus objetivos.

   Tampoco es necesario que las personas que hemos pasado a la cooperativa abandonemos la asociación. Mantenernos unidos nos da la fuerza del número y permite que entre todos apoyemos los nuevos proyectos que surjan. Para ello disponemos de personalidad jurídica, estructura organizativa, formación y experiencia. Otra cuestión es valorar si sigue siendo necesaria la cuota actual de la asociación o si podría rebajarse, en función de las previsiones de gasto en formación, propaganda, etc.

   Por otra parte, hay comisiones que no conviene desgajar, como por ejemplo la de Actividades, que permite que sigamos manteniendo entre todas esa relación informal tan enriquecedora. O la de Solares, que estudia opciones no solo para la cooperativa sino para otros proyectos que surjan y que necesariamente se tendrá que dividir cuando la cooperativa opte por un solar y constituya su propia Comisión de Edificación o como quieran llamarla. Otras comisiones, como Estatutos, probablemente ya carecen de sentido en la asociación y, en cambio, serán necesarias en la cooperativa para desarrollar su reglamento interno.

   Finalmente, queda plantear el hecho de que todas las personas que componen la actual Junta Coordinadora han pasado a formar parte de la cooperativa.

   Parece lógico, a mi juicio, que las personas que compongan la Junta a partir de ahora procedan del núcleo que no se ha incorporado a la cooperativa, a fin de priorizar sus objetivos con independencia del desarrollo de la cooperativa.

   Todas estas son cuestiones sobre las que tenemos que ir reflexionando. Tanto en el seno de la asociación, que nos engloba a todos, como en el de la cooperativa, tenemos que celebrar debates plenarios y, en su momento, asambleas decisorias. 

Entiendo que quienes formamos la cooperativa no debemos abandonar la casa común de la asociación, aunque tengamos nuestro espacio independiente: una habitación propia.

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Solidez y flexibilidad

Japón es el país con mayor riesgo de terremotos de magnitud superior a 6,5 y sin embargo tiene gran número de rascacielos de hasta 70 plantas. ¿Cómo se mantienen en pie? Pues porque son edificios… flexibles.

   En Las Crisálidas no tenemos sismógrafo para medir los grados en la escala Richter de nuestras periódicas convulsiones grupales, aunque sabemos que en ocasiones dejan grietas que hay que reparar y evitar en el futuro.

   En la pasada asamblea del día 27 todas hicimos un ejercicio de flexibilidad para mantener la solidez de nuestro proyecto. Analizamos con mesura y amplia participación las causas de las recientes bajas de socias y socios e hicimos el propósito de favorecer el diálogo con las personas que muestran dudas acerca de su continuidad. Se hizo autocrítica de ciertos comportamientos y se pudo apreciar un nuevo tono más favorable al diálogo y a los debates que tenemos pendientes.

  A partir de ese preámbulo —que resultó terapéutico—, pudimos pasar al motivo principal de la asamblea: la preconstitución de la cooperativa. Casi un 70% de los asistentes firmó su adhesión a Las Crisálidas Aragón, S.Coop. y se abre un plazo hasta el 4 de octubre para que puedan adherirse quienes no asistieron o se han tomado unos días de reflexión.

  Con estos resultados, se decidió modificar el calendario de constitución de la cooperativa para tener un proceso más relajado de adhesión, elección del Consejo Rector y debate, fijando en principio la Asamblea Constituyente para el 27 de octubre. Mientras tanto, se anima a las personas indecisas a unirse a la cooperativa y a presentarse a las elecciones al Consejo Rector y a la Intervención.

   En definitiva, vamos aprendiendo a construir un edificio grupal que basa su solidez en la flexibilidad. Claro que para eso tampoco hay que ser japonés, ni oriental ni taoísta. Ya lo cantó El Dúo Dinámico de nuestra juventud y lo revivieron hasta la saciedad los balcones del confinamiento: “soy como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie”.

   Resistiremos. Lo conseguiremos.

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Acerca de una cerca

A veces nosotros mismos nos ponemos los obstáculos. En este caso me refiero a cierta idea de solidaridad según la cual no tendríamos derecho a una cesión de suelo público debido a que existen colectivos desfavorecidos que lo merecen más, como los sintecho o los jóvenes precarizados que no pueden emanciparse.

Es evidente que no competimos con ellos. Nosotros no pretendemos tener acceso a suelo reservado para vivienda de protección oficial. Ni se nos ocurre anteponer nuestras pretensiones a las de quienes carecen de un hogar digno. Construir viviendas de alquiler barato en suelo público y expropiar inmuebles inactivos de los bancos son algunas de las acciones que debemos exigir a los poderes públicos para resolver ese problema, con independencia de nuestras demandas.

Todas las poblaciones de cierto número de habitantes tienen un plan urbanístico en el que se determinan los usos del suelo. En ellos se diferencian zonas para vivienda libre, vivienda protegida, suelo dotacional para servicios públicos y suelo de equipamiento para servicios públicos o privados.

   Estos suelos dotacionales o de equipamiento en ningún caso se van a dedicar a vivienda. Son a estos tipos de suelos a los que aspiramos, puesto que el nuestro no es un proyecto de vivienda sino de equipamiento social. Pero tampoco se nos ocurre oponernos a las reivindicaciones de las asociaciones de barrio cuando demandan infraestructuras asistenciales, sociales o recreativas para uso de los vecinos. Estas reclamaciones suelen estar bien fundamentadas y tienen todo nuestro respeto y apoyo.

   El concepto de cohousing o alojamientos colaborativos está empezando a ser valorado por las administraciones públicas y conocemos experiencias de ayuntamientos y gobiernos autonómicos que están colaborando muy activamente en proyectos de este tipo. En nuestro caso, hemos recibido buena acogida por parte de las administraciones y esperamos que en algún momento produzca sus frutos.

   Debemos señalar que nuestro proyecto ejercerá un efecto de revitalización en el barrio o pueblo en que se ubique, con la aportación de personas que van a consumir, pagar impuestos y dinamizar la vida social y cultural. No es descabellado pensar que los ayuntamientos puedan tener suelo de equipamiento inutilizado y les compense ceder su uso durante un periodo largo manteniendo la propiedad pública.

   La Constitución Española, en su artículo 50 relativo a los «ciudadanos durante la tercera edad», establece que «los poderes públicos […] promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios sociales que atenderán sus problemas específicos de salud, vivienda, cultura y ocio». Salud, vivienda, cultura y ocio es, precisamente, lo que pretendemos con nuestro proyecto. Es evidente, y así nos lo han confirmado varios grupos parlamentarios, que con proyectos como el nuestro la Administración se evita la creación de plazas en residencias geriátricas.

   Podemos, por tanto, sentirnos orgullosos de ser partícipes activos en la resolución de un problema social grave ofreciendo una alternativa de colaboración público-cooperativa en la que nuestra condición de entidad sin ánimo de lucro garantiza la ausencia de especulación inmobiliaria.

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