Cincomarzada en Málaga y visita a dos cohousing

[5 de marzo de 2022]

En la cincomarzada, además de visitar a nuestra familia aprovechamos para visitar los dos cohousing cerca de la capital. Habíamos concertado las visitas previamente.

   Comparto con todas las crisálidas alguna información que nos dieron, lo que vimos y las sensaciones que tuvimos. Con algunos ya lo he comentado e incluso di permiso para que se diera la información en algún grupo de debate.

Residencia Puerto de la Luz (sociedad cooperativa):

   Precio de la participación : 120.000 euros, gastos fijos 550 euros por apartamento incluye todo tipo de mantenimiento general, wifi, limpieza zonas comunes, conserje nocturno, administrativo, asesoría fiscal y servicios de abogado.

   Cada uno paga lo que necesita de limpieza, comida, lavado, planchado, acompañamiento, fisioterapeuta, peluquería…

   Tienen 65 apartamentos, ahora 15 libres, son unas 50 personas. Estuvieron en concurso de acreedores, unos años con las obras paralizadas, y finalmente aportando más los socios las terminaron.

   ¿Qué vimos? Construcción moderna, adaptada, luminosa, apartamentos de 50 metros todos al sur, con amplias terrazas de vistas al mar, pero a 2,5 km. del centro de Málaga cuesta arriba en la montaña, o sea, ves el mar, pero disfrutarlo más difícil. Tienen piscina exterior y jardines. Había autobuses al centro de Málaga creo cada media hora.

   No tienen dependientes ni habían pensado el tema con antelación. Tienen una señora de ochenta y pico años, que la familia le ha buscado alguien para acompañarla en los paseos. El sistema de salud: el ambulatorio de la seguridad social.

   No tienen hipoteca, lo financiaron los socios.

   Sensación: se parece más a un aparthotel en cuanto que los servicios privados, coges los que quieres cuando los necesitas. Y sobre todo aislado de la mayoría de los servicios que puede ofrecer una ciudad, un poco un gueto, aunque dicen intentan integrarse con los de alrededor (casas que van subiendo por la montaña).

   Admiten estancias cortas de un mes, y largas de un año, para quien quiera probar si le gusta. Yo creo que estas facilidades es porque necesitan apremiantemente tener más apartamentos ocupados para que no sea tan costoso y poder formar un grupo más de convivencia común. Admitieron que en este sentido tienen que mejorar. Tienen en mente crear algún sistema de ayuda a la dependencia.

Los Milagros s. cooperativa (Residencial Santa Clara)

    En funcionamiento desde el 2000, consta de 70 apartamentos. La mayoría de 50 m y algunos de 60 m.

   El precio de entrada 60.000 más 10.000 a fondo perdido. No tiene hipoteca, financiaron todo los socios.

 En el momento de la visita eran 103 personas y tenían 7 apartamentos libres.

   Gastos mensuales: una persona 928 y las parejas 1190 les incluye además de mantenimiento de zonas comunes, servicio médico, fisio, lavandería un día a la semana, limpieza 3 días a la semana, agua, luz individual según consumo de la factura , calefacción. Un director a jornada completa 40 horas semanales, muy eficiente según dijeron que les soluciona cualquier tipo de problema que tengan tanto individual como de la cooperativa, y unos asesores fiscales muy buenos. Las comidas son aparte coste 7,5€ cada una.

   La construcción muy grande, demasiado, pasillos oscuros larguísimos, salas grandes, capilla muy grande… los apartamentos son majos, todos al sur, grandes terrazas vistas al mar. Tienen piscina exterior y grandes jardines. El mar difícil de ir porque está también colgado en la montaña, los autobuses menos frecuentes y menos casas alrededor, o sea aislado también, aún más que el otro. Según ellos con los taxis que pueden compartir y tienen precio especial no hay problema.

   Tienen 7 dependientes ubicados juntos en la planta sexta. Tiene una cuota de dependencia que piensan subir porque las necesidades han crecido. La cooperativa mantiene 30 puestos de trabajo directamente. Se permite probar hasta una estancia máxima de un mes.

   Sensación: igual que la anterior, aislados del resto de la sociedad, sobre todo conforme envejeces y ya no tienes fuerzas de estar todo el tiempo con autobuses arriba y abajo cada vez que hay algo interesante en Málaga. Creo que están bastante bien organizados, y bastante convivencia entre ellos, con muchas actividades, por la mañana y por la tarde, todos los días, que por supuesto va quien quiere.

   Por otro lado me dio la sensación de que eran más mayores y no apetece por ejemplo a personas de 65 años estar con una mayoría de 85 años (no me los imaginaba bailando danzas, por ejemplo). Por eso creo es muy importante escalar las edades, para que apetezca a los nuevos incorporarse.

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Caminata por los barrios del sur

El domingo 6 de febrero caminamos por Montecanal, después de situarnos con los nuevos barrios del sur: Valdespartera, Montecanal, Rosales del Canal y Arco Sur. Estos barrios crecen a toda velocidad, como setas en otoño.

La mañana estuvo fresca pero soleada, buena para caminar. Comenzamos en la última parada del tranvía en Montecanal (Mago de Oz)

Nos dirigimos, hacia el Parque del Conocimiento donde hay un pino carrasco catalogado por el ayuntamiento como singular, debido a sus dimensiones, nos hicimos una foto del grupo con él, se lo merece.      

Pasamos por un mini lago artificial que recoge agua para riego para los jardines de la zona, donde nos encontramos además de patos y gansos una pareja de cisnes. Fue un regalo porque no siempre están, el año pasado fue la primera vez que vinieron.

Continuamos hacia el canal paseando por sus riberas, después de ver los huertos urbanos de esta zona, llegamos hasta el camping de Zaragoza, cruzamos a la otra orilla para regresar a los huertos y dirigirnos al Jena a tomar algo en su amplia terraza soleada.

Pasamos, como siempre, una mañana agradable en buena compañía y conocimos un poco más esta parte de la ciudad.

Cuando queráis repetimos.

Lucía Paúles

Vivencias

Me llamo Lucía Paúles Sanagustín y soy la mayor de cuatro hermanas, tres muy seguidas y otra 12 años menor. Soy de Sabiñánigo, pueblo industrial y con trabajo al que venían trabajadores de todas las provincias de España.

Mi infancia son recuerdos de unos inviernos fríos y largos, con grandes nevadas y calles heladas de noviembre a marzo, donde más que caminar tenías que patinar. Y unos veranos alegres, bañándonos en el Gállego, mientras nuestras madres lavaban y alguna vecina gritaba a su hijo intrépido “Antoñito ven acá, que como te afogues, te mato“. El Gállego era un río caudaloso con el deshielo, lleno de vida, con fuerza, hasta que hicieron el canal y lo mataron. Mi casa limita con el río y la montaña, quizá de ahí me viene mi amor por la naturaleza. Cuando el sol bajaba, mi calle se llenaba de críos —30, 40 o más— y de los vecinos mayores que a veces participaban de nuestros juegos y correrías. Después de cansados de correr venían las historias de las personas mayores hasta por lo menos las 12 de la noche para aprovechar la fresca. Mi calle era especial. Ahora está casi vacía de gente pero llena de coches, no es lo mismo.      

Mi formación, siempre en centros públicos. En la escuela había niños de todas las regiones y al principio a veces era difícil entenderles en sus dialectos, pero fue interesante comprobar que había otras formas de vivir y de hablar. La alegría de que el instituto por fin fuera también femenino, en mi caso única manera de poder hacer el bachillerato, que hacía muchos años que era masculino. Alegría también porque muy pronto me di cuenta de que estudiar era la única forma de salir de las fuerzas de toda la sociedad que empujaban a la mujer como único destino a ser ama de casa. ¡Con la cantidad de trabajos que podían elegir los hombres! En la Universidad Laboral de Cáceres, a media pensión, me diplomé en Empresariales, a casi 1000 km de mi casa y donde la comunicación más rápida entre ir y volver una carta era como mínimo de 14 días, (igualico que ahora con los móviles…). La licenciatura la hice en la Universidad de Zaragoza. Siempre con becas y, para completar ingresos, trabajando en verano, además de compartir pisos e incluso habitación, en todos estos años con 25 o 30 compañeras. Así que creo que tengo también un master en compartir y convivencia. No he sido empollona pero si muy curiosa, por lo que todas las asignaturas me parecían interesantes, y mi favorita la educación física para poder jugar y correr.

Más adelante, ya trabajando me hice censor jurado de cuentas, mundo copado por los caballeros, todos trajeados en oscuro y encorbatados. Esa era mi manifestación diaria, simplemente mi presencia, haciendo un pequeño hueco donde las mujeres pudieran colarse. Es verdad que después de 40 años hay muchas mujeres, pero también que casi siempre vienen de la mano de sus padres o compañeros.      

Mi vida laboral: durante 40 años he sido asesora de pequeños empresarios en contabilidad y fiscal, en teoría, pero en realidad de cualquier tema empresarial que quisieran preguntarte. Los cinco primeros años por cuenta ajena, en conjunto los más felices. Los 35 siguientes, como autónoma, ganas de complicarse uno la vida.

En lo profesional puedo decir que he cerrado el círculo y comprobado que es mucho más fácil reivindicar que te den un trabajo digno que ser capaz de proporcionártelo a ti misma y proporcionarlo a tus empleados. En los picos de trabajo, quien tiene que cargar con las horas extras es uno mismo, ya que el horario del trabajador hay que respetarlo. Contenta con lo realizado pero muy duro nadar a contracorriente, te agotas. En lo personal no he cerrado el círculo: soy hija pero no tengo hijos, no me ha dado tiempo de tenerlos y mucho menos me hubiera dado de criarlos.        

Mis aficiones o, como dice la canción, ¿a qué he dedicado mi tiempo libre? Siento que he tenido poco tiempo libre. Me hubiera gustado tener más. Me gusta leer, me siento amiga de los libros. A veces es bueno tener poco dinero y con 25 pesetas al año ser socia de la biblioteca de tu pueblo y sentirte, en tu ignorancia, astrónoma solo porque ya has leído todos los libros sobre el tema de la biblioteca, en realidad solo tres: la luna, el sol, y la vía láctea, no había más. A veces me gustaría poder leer todos los libros del mundo, aunque sé que es imposible. Me gusta estar en contacto con la naturaleza, senderismo, playa, montaña. Conversar, filosofar con los amigos o cualquier persona que te encuentres por el camino, que la vida te sorprenda, me he encontrado gente muy interesante. Viajar, sobre todo si es por tu cuenta, para poder conocer gentes diferentes. Si viajas con agencia, al final todos son españoles. He practicado yoga durante muchos años, me gusta. Y también,cuando he podido, he intentado aprender cualquier tipo de bailes: danzas, tango, latinos, sevillanas…      

Confesiones: sufro frecuente jaquecas —por si algún día estoy algo rara—, soy algo sorda —por si no me entero de algo o grito demasiado al hablar, pensando inconscientemente que a los demás también les falla el oído—, y bastante despistada, ¿quizá vagando por los mundos siderales?        

Mi última etapa, ilusionada con nuestro proyecto, ¿quizá otra vez ganas de complicarme la vida abriendo nuevos caminos? Espero, con la ayuda de todas las crisálidas conseguir nuestros sueños sin demasiado esfuerzo y poder disfrutar de nuestros años en común contentos con lo conseguido.