Estoy leyendo un libro sobre la creación de hábitos (sí, siempre hay tiempo): Hábitos atómicos, de James Clear.
Entre otras cosas útiles dice que, en el proceso para conseguir crear un hábito, pasamos por diversas fases: señal, anhelo, respuesta y recompensa. A veces, un hábito no es perceptible y no deja ver resultados hasta que no alcanzamos un punto crítico, un umbral que desencadena un nivel superior de realización.
Mientras tanto, es posible que no veamos cambios aunque existan, nos están conduciendo a nuestro fin, y podemos caer en un abismo de desilusión. Pensamos que los progresos van a avanzar de forma lineal y ascendente, y además rápido, y permanecer días, semanas, meses en el mismo punto puede llegar a desesperarnos. Sentir que se ha invertido mucho trabajo y esfuerzo sin avanzar no es como para motivarse.

Pero esta situación no es nada nuevo, ni un sentimiento particular. Tiene un nombre: “meseta del potencial latente”. Si nos está costando demasiado conseguir las mejoras, es que aún no hemos conseguido cruzar la meseta del potencial latente. Estamos ahí, como naufragos de nuestro deseo (anhelo), sin llegar a alcanzarlo. En esos momentos no nos damos cuenta de que el trabajo no se desperdicia, se acumula, y nos llevará a atravesar el páramo. Cuando se llega al final, es cuando se aprecia que sí, que todo el trabajo ha servido para hacernos llegar hasta allí. Las raíces van creciendo y es lo que hace la planta fuerte. El bambú japonés pasa siete años tejiendo su complejo sistema de raíces, pero, a partir de entonces…¡crece treinta metros en seis semanas!
¿Cómo pasar la meseta? Pues no olvidando las metas, pero sí centrándonos en los sistemas, en la manera que tenemos de hacer las cosas, que es lo que nos llevarán a obtener resultados.
Y volviendo a nuestro tema. Al leer esta idea pensé en nuestro grupo, en nuestro proyecto. No sé si es un sentimiento mío personal, pero creo que estamos en la llanura de potencial latente. Todo se va desarrollando, bullendo, pero no se ven resultados claros. Es fácil caer en el desánimo, decepcionarse, ponerse de perfil bajo y ver que pasa. A veces parece que vamos hacia atrás, pero quizás la primera vez no profundizamos bastante o éramos diferentes o con menos conocimientos y ahora lo mismo puede llevarnos a otro planteamiento.
Las dinámicas de trabajo son complejas, pero, por no alargarme más, lo importante sigue siendo mirar con confianza al futuro, soñar, y avanzar paso a paso para llegar al resultado que buscamos.