«Cohousing», construir comunidad

Texto de Marta Rodríguez Bosch. Publicado en Magazine digital, el 01/03/2020

El deseo de convivencia impulsa el auge de este estilo de vida y da respuesta a algunos de los actuales retos de la vivienda.

El ser humano es un ser social por naturaleza. Ya lo dijo Aristóteles en el siglo IV a.C. Y la nueva tendencia del cohousing lo refrenda. Ese anhelo de convivencia –eclipsado por la gran ciudad y los cambios socioeconómicos– ha dado lugar a grupos de personas que se unen para decidir cómo y dónde quieren vivir, compartiendo espacios y servicios, en conjuntos de viviendas perfectamente equipadas que les garantizan una confortable intimidad. Los propios habitantes definen los espacios según necesidades y apetencias, buscando el equilibrio entre estrechar lazos como comunidad y mantener la esfera de lo privado. En España el término inglés hace fortuna siguiendo la estela del coworking. Aunque también se denomina covivienda o viviendas colaborativas.

“Queremos recuperar el vínculo entre personas como antes pasaba en barrios y pueblos. Es compartir espacios y darse apoyo”, dice Ernest Garriga, del proyecto La Borda

Cristina Cuesta, directora de Cohousingspain.org –plataforma creada en el 2018 para conectar personas interesadas en la modalidad–, señala que es “otra forma de vivir más humana y sostenible. Se habla de la soledad de los mayores. Pero hoy también afecta a personas de cualquier edad”. En estos momentos tienen identificadas 200 iniciativas, un 7% son ya realidad y el resto proyectos en marcha. De carácter muy diverso, hay cohousing urbanos, rurales, intergeneracionales, séniors, con participantes de estatus socioeconómico diverso o liderados por colectivos que se definen por su orientación sexual como el LGBT.

Entre los proyectos pioneros figuran los séniors Trabensol en Torremocha del Jarama, Madrid, que describen como “un proyecto joven hecho por mayores”, con 54 apartamentos donde habitan cerca de 80 personas, o el complejo Puerto de la Luz, en Málaga, compuesto por 60 apartamentos.

Leer el artículo completo en magazinedigital.com

Trabensol

Trabensol es un centro social de convivencia para mayores, tal y como reza el cartel de la entrada, aunque se percibe que es algo más que eso nada más rebasar el umbral de la puerta automática. “Esto no tiene nada que ver con una residencia de ancianos”, resume Jaime Moreno, uno de los socios fundadores de esta cooperativa en la que pusieron la primera piedra en 2011. Algo más de dos años después, ya había un complejo de 6.000 metros cuadros construidos sobre una superficie de 22 kilómetros cuadrados. 54 apartamentos adaptados de 50 metros cuadrados con una pequeña terraza se extienden en hileras de dos plantas orientadas al sur. La luz inunda las casas todo el día y el suelo mantiene una temperatura de 16 grados en invierno y en verano. “Es geotermia, el calor del interior de la tierra. Es fundamental para que el consumo energético no sea muy costoso”, explica Moreno en el hall del complejo, que cuenta con un gran comedor, una biblioteca, un gimnasio, un cineforum, una lavandería, grandes jardines por los que pasear y hasta un huerto urbano. “Hay de todo y está aquí, en nuestras casas. Esto es una comunidad que se presta ayuda y compañía”, apunta.